Introducción: La legitimidad y el uso de las confesiones
Cap. 1: Las Santas Escrituras
Cap. 2: De Dios y de la Santa Trinidad
Cap. 3: Del decreto de Dios
Cap. 4: De la creación
Cap. 5: De la divina providencia
Cap. 6: De la Caída del hombre, del pecado y su castigo
Cap. 7: Del pacto de Dios
Cap. 8: De Cristo el Mediador
Cap. 9: Del libre albedrío
Cap. 10: Del llamamiento eficaz
Cap. 11: De la justificación
Cap. 12: De la adopción
Cap. 13: De la santificación
Cap. 14: De la fe salvadora
Cap. 15: Del arrepentimiento para vida y salvación
Cap. 16: De las buenas obras
Cap. 17: De la perseverancia de los santos
Cap. 18: De la seguridad de la gracia y de la salvación
Cap. 19: De la ley de Dios
Cap. 20: Del evangelio y del alcance de su gracia
Cap. 21: De la libertad cristiana y de la libertad de conciencia
Cap. 22: De la adoración religiosa y del día de reposo
Cap. 23: De los juramentos y votos lícitos
Cap. 24: De las autoridades civiles
Cap. 25: Del matrimonio
Cap. 26: De la Iglesia
Cap. 27: De la comunión de los santos
Cap. 28: Del bautismo y la Cena del Señor
Cap. 29: Del bautismo
Cap. 30: De la Cena del Señor
Cap. 31: Del estado del hombre después de la muerte y de la resurrección de los muertos
Cap. 32: Del juicio final
Capítulo 15, Del arrepentimiento para vida y salvación
A aquellos de los elegidos que se convierten en la madurez, habiendo vivido por algún tiempo en el estado natural,1 y habiendo servido en el mismo a diversas concupiscencias y placeres, Dios, al llamarlos eficazmente, les da arrepentimiento para vida.2
1. Tit. 3:2-5
2. 2 Cr. 33:10-20; Hch. 9:1-19; 16:29,30
2. Si bien no hay nadie que haga el bien y no peque,1 y los mejores hombres, mediante el poder y el engaño de la corrupción que habita en ellos, junto con el predominio de la tentación, pueden caer en grandes pecados y provocaciones,2 Dios, en el pacto de gracia, ha provisto misericordiosamente que los creyentes que pequen y caigan de esta manera sean renovados mediante el arrepentimiento para salvación.3
1. Sal. 130:3; 143:2; Pr.20:9; Ec. 7:20
2. 2 S. 11:1-27; Lc. 22:54-62
3. Jer. 32:40; Lc. 22:31,32; 1 Jn. 1:9
3. Este arrepentimiento para salvación es una gracia evangélica1 por la cual una persona a quien el Espíritu hace consciente de las múltiples maldades de su pecado,2 mediante la fe en Cristo3 se humilla por él con una tristeza que es según Dios, abominación de él y aborrecimiento de sí mismo, orando por el perdón y las fuerzas que proceden de la gracia,4 con el propósito y empeño, mediante la provisión del Espíritu, de andar delante de Dios para agradarle en todo.5
1. Hch. 5:31; 11:18; 2 Ti. 2:25
2. Sal. 51:1-6; 130:1-3; Lc. 15:17-20; Hch. 2:37,38
3. Sal. 130:4; Mt. 27:3-5; Mr. 1:15
4. Ez. 16:60-63; 36:31,32; Zc. 12:10; Mt. 21:19; Hch. 15:19; 20:21; 26:20;
2 Co. 7:10,11; 1 Ts. 1:9
5. Pr. 28:13; Ez. 36:25; 18:30,31; Sal. 119:59,104,128; Mt. 3:8; Lc. 3:8; Hch. 26:20; 1 Ts. 1:9
4. Puesto que el arrepentimiento ha de continuar a lo largo de toda nuestra vida, debido al cuerpo de muerte y sus inclinaciones,1 es por tanto el deber de cada hombre arrepentirse específicamente de los pecados concretos que conozca.2
1. Ez. 16:60; Mt. 5:4; 1 Jn. 1:9
2. Lc. 19:8; 1 Ti. 1:13,15
5. Tal es la provisión que Dios ha hecho a través de Cristo en el pacto de gracia para la preservación de los creyentes para salvación que, si bien no hay pecado tan pequeño que no merezca la condenación,1 no hay, sin embargo, pecado tan grande que acarree condenación a aquellos que se arrepienten, lo cual hace necesaria la predicación constante del arrepentimiento.2
1. Sal. 130:3; 143:2; Ro. 6:23
2. Is. 1:16-18; 55:7; Hch. 2:36-38